jueves, 23 de noviembre de 2017

Cuesta un mundo identificar los bulos en las noticias

Fillloux: calificación de credibilidad
La rápida difusión de las noticias falsas diseñadas para influir en los votantes está poniendo a prueba las democracias del mundo desarrollado.

FranciaCatalunya, el Reino Unido, y, por supuesto, los Estados Unidos han experimentado su propia historia asombrosa de esta tendencia.

Desde diferentes instancias nacionales e internacionales se ha propuesto -un ejemplo es el World Economic Forum- que los vehículos más poderosos de difusión de información, Facebook y Google, deben responsabilizarse de la filtración de bulos en nuestra dieta informativa.

Sin embargo, lo cierto es que es más fácil decirlo que hacerlo. La información falsa a menudo atrae a muchos consumidores y se difunde tan rápidamente que no puede pararse. Versión en inglés.
Why we're Still in the Dark about Facebook's Fight Against Fake News -- Mother Jones
Nine experts offer opinions on how to fix Facebook -- New York Times
No un editor, sino una calificación de credibilidad

No hay duda que es difícil programar una computadora con un algoritmo que distinga la información engañosa o falsa de la verdadera. El periodista y consultor de medios Frederic Filloux ha desarrollado una herramienta digital, el News Quality Scoring Project (el Proyecto de calificar las fuentes de las noticias), que intenta evaluar la probable credibilidad de un artículo u otro contenido informativo. El sistema no impone una etiqueta de verdadero o falso, sino que ofrece una calificación de credibilidad portada por un editor o un periodista basada en su trabajo anterior.


Los criterios de la calificación de credibilidad de Filloux

Las plataformas implicadas en la difusión de bulos -Facebook, Google y Twitter- están colaborando con el Trust Project (Proyecto de Credibilidad), impulso por grandes grupos periodísticos cuyo objetivo es el desarrollo de un sistema para desplegar algunos "trust indicators" (indicadores de credibilidad) al lado de la información que ofrecen a los consumidores.

Pero el mismo Filloux admite que los sistemas informáticos basados en algoritmos tienen mucha dificultad en identificar si una información es irrelevante o no para el usuario, o si le falta actualización, diferenciación o profundidad.

Cuesta un mundo 

Para identificar los bulos se necesitan los esfuerzos de la inteligencia humana, de personas con experiencia en la evaluación de la información. Ya sean las plataformas como Google y Facebook, u otras organizaciones, pero lo cierto es que alguien debe responsabilizarse de hacer este trabajo tan importante.


 Wikitribune Campaign from impossible on Vimeo.

Un proyecto que trata de encargarse de este trabajo es una colaboración entre Wikipedia y el Global Editors Network (Red global de editores) que han lanzado WikiTribune, un sitio de noticias lanzado por Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, y dirigido de 6.000 editores y redactores voluntarios que escriben, redactan y verifican contenidos sobre ciertos acontecimientos importantes.

La necesidad de la mano humana en la evaluación de la credibilidad podría explicar el creciente protagonismo de los sitios del chequeo de la noticias, los fact-checking websites, que juegan un papel especial en el debate sobre cómo combatir el flujo de información falsa.

A su vez, cada vez más organizaciones están lanzando sus propios proyectos de verificación de las noticias. El Instituto Poynter de Estados Unidos ha creado la International Fact-Checking Network (la Red Global de Verificación), una red de 39 organizaciones que han firmado un compromiso para aplicar los principios de imparcialidad y transparencia en la verificación de los contenidos informativos y las declaraciones de los políticos.

Un reto de futuro

No obstante, a pesar de todos estos esfuerzos, es claro que los extremistas y los ideólogos que tratan de intoxicar a la opinión pública van a seguir inundando el mundo digital con información manipulada que refleja sus creencias.

Como el periodista Maya Kosoff destacó en Vanity Fair, muchos actores políticos y países han convertido la noticia falsa en un arma potente para hacer avanzar sus agendas y entorpecer el avance de sus enemigos. El escudo efectivo contra ese embate todavía no se ha identificado, y habrá que seguir trabajando en el futuro sobre nuevas modalidades y estrategias de difusión de bulos.

Quizá la buena noticia en todo esto es que se refuerza cada día el valor de la experiencia y el conocimiento de los investigadores, científicos y periodistas como garantes de la evaluación de la credibilidad de la información. La demanda de fuentes creíbles está creciendo, y también, en respuesta, está aumentado la oferta de proyectos que se diferencian por esa credibilidad, y que basan su actuación en el trabajo de excelentes profesionales.

Al fin y al cabo, confiamos más en la gente que en las máquinas dirigidas por algoritmos. La inteligencia artificial sigue siendo, por el momento, artificial.

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